Pida uno de todo para que no sepa cual le hizo daño.

El buen señor que aunque tiemble, llueva o tenga altercados con la policía de la ciudad porque "no puede estar ahí" nunca nos va a defraudar si se nos antojan unos deliciosos tacos de canasta, defiende su esquina con la vida. Generalmente es un hombre muy amable el que atiende el puesto, con un atuendo terrible (veáse foto arriba) pero que extrañamente te da confianza para decir- seguro están buenos estos tacos-.

Cada dos o tres esquinas en la ciudad de México te vas a encontrar con una de estas bicicletas, una canasta forrada de papel azul y un bote lleno de una sustancia verde(salsa) que sirve para darle un mejor sabor a los magníficos taquitos de canasta. Cuando llegas te ofrecen los típicos guisados que tiene cada taquero, frijol, papa, adobo y el que usualmente se termina más rápido, chicharrón.

Todo buen vendedor de tacos de canasta tiene un cuerpo regordete, indicio de que ingiere diariamente varios de los tacos que ofrece a los clientes.Pero no se dejen engañar, esas bicicletas vienen de muy lejos y eso nos dice que tienen muy buena condición física. También cuentan con un manual de frases para soltarlas mientras le das tu primera mordida a tu taco, como -están buenos eh, yo no me enferme- cosa que parece graciosa pero a más de uno a puesto dudar sobre seguir comiendo el taco que tiene en la mano. Por último está su frase de promoción que en lo personal me parece de lo mejor que hay. Cuando un posible cliente le pide dos tacos de papa o de frijol al taquero, este responde con autoridad- pídase uno de todo para que no sepa cual le hizo daño-.

Sobre advertencia no hay engaño, pero sin duda los tacos de canasta los creó un ser superior que sabía con claridad que el godín mexicano necesitaba con urgencia un manjar suculento, llenador y sobre todo, barato.

Comentarios

Entradas populares